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Foto del escritorMónica Lestón

VUELTA AL COLE

"La adaptación al ritmo escolar suele durar aproximadamente una semana y el 90% de los niños se adaptan plenamente a esta situación en un mes"


Se acaba el verano y llega la hora de volver a la rutina y a las prisas. Los niños sufren al igual que nosotros el final de sus días de libertad. La "vuelta al cole" también es difícil para ellos. Por ejemplo, para un niño de cuatro años, lo que dura el verano es un porcentaje muy elevado de su vida, aunque para un adulto no es nada. Conforme van creciendo, este porcentaje es menor, pero no es fácil pasar de la diversión y el ocio al trabajo. Pasan de no tener disciplina a tener que cumplir de nuevo unos horarios y unas normas fijas y establecidas.


Esta vuelta a la "normalidad" requiere un proceso de adaptación que puede acarrear alteraciones emocionales o comportamentales en niños, como tristeza, apatía, irritabilidad, oposicionismo, conductas desafiantes, alteraciones digestivas... Esto no es necesariamente así y podemos prevenir la aparición e intensidad de estos síntomas haciendo que la vuelta a la rutina sea paulatina y llevadera. Cuanto más abruptos sean los cambios, mayor será el choque con la realidad y mayores las dificultades y el sufrimiento para el niño.


CONSEJOS


  1. Mentalizarse con antelación para adaptarse a los nuevos horarios. La vuelta al cole rompe con un periodo de relax e impone cierta disciplina en los horarios. Durante el verano, los niños se acuestan y se levantan más tarde y ven asimismo afectados los horarios de las comidas. Si la ruptura es brusca, el niño tendrá más problemas para regresar a la escuela. Se recomienda que una semana antes del inicio de la actividad escolar vayamos incorporando paulatinamente los nuevos horarios de comidas y sueño.

  2. Transmitir mensajes positivos. Esto es más importante de lo que parece. No podemos esperar que el niño asuma la vuelta al cole como algo positivo si nosotros mismos no dejamos de lanzar mensajes negativos sobre lo duro que es la vuelta a nuestra propia rutina. Envía mensajes como "Vas a volver a ver a tus amigos", "Verás a tu profesora favorita", "Estarás en clase de los mayores", etc.  Evita las disputas, chantajes emocionales y amenazas asociados a la vuelta al cole (por ejemplo, si no te levantas no iremos al parque, si lloras no te compraré un juguete). Es importante no asociar la vuelta al cole con mensajes negativos.

  3. Participar con ellos en el proceso de vuelta al cole. Prepara el material escolar con ellos unos días antes haciendo que esta sea una actividad agradable. Involucra al niño en estas tareas para ir mentalizándolo del regreso al cole. El día antes prepara la mochila con ellos. En el caso de los niños más pequeños, además de todo el material escolar, puedes colocar un objeto al que tengan especial cariño (un muñeco, un peluche...). De este modo sentirán confianza al notar que algo de su ambiente preferido está con ellos en el cole.

  4. Intentar que el verano no sea un total descontrol. Si durante las vacaciones los niños leen o hacen algún ejercicio de repaso, la vuelta al cole será menos costosa ya que la rutina veraniega habrá sido más parecida a la rutina escolar.

  5. Explicarle lo que se va a encontrar. Esto es especialmente importante para los más pequeños o los que cambian de colegio. No es recomendable que el primer contacto del niño con las instalaciones escolares sea justo el día de la vuelta al cole, porque en este caso el temor y la ansiedad serán inevitables. Si unos días antes recorremos el camino a la escuela y le enseñamos todas las instalaciones (patio, pasillos, clases si fuera posible) se reducirán las posibles dudas y temores.

  6. Planificar una toma de contacto con los amigos del cole. Organizar un plan con los amigos los días previos para romper el hielo y motivar de cara a la vuelta al cole.

  7. Mantener las actividades lúdicas. Aunque haya empezado el colegio es importante no romper con las actividades realizadas en verano e incluir tiempo para el juego o actividades extraescolares que supongan un disfrute para el niño y siempre acordes con su edad.

  8. El primer día acompáñalos tú mismo al colegio. Es recomendable acompañarlos los primeros días de clase, sobre todo el primer día. Si te resulta imposible, intenta explicárselo del mejor modo y haz lo posible por pasar la tarde entera con él. No le tranmsitas sentimientos de angustia o culpabilidad. Recuerda que hay que transmitir mensajes positivos y de confianza. Es completamente normal que el primer o primeros días el niño llore y patalee, pero este comportamiento no se debe extender más de lo aconsejable ni debe aparecer a partir de los 7 años. 

  9. Despedida segura y cálida y recogida "interesada". Es importante que los padres no transmitamos a los niños nuestro malestar, miedos e inseguridades. Debemos mantener una actitud firme y segura pero muy cálida a la hora de la despedida y explicarles que en unas horas iremos a recogerlos. Este momento no debe prolongarse demasiado y es importante que aunque el niño llore no nos acerquemos a consolarlo de manera recurrente. Los padres nos mostraremos tranquilos y mantendremos la calma ante la separación. Al despedirnos les explicaremos lo bien que lo pasarán y les manifestaremos nuestro interés porque luego nos lo cuenten. En la recogida debemos interesarnos por su día escolar. 

  10. Reuniones iniciales. Las reuniones entre padres y tutores dan a conocer las exigencias del nuevo curso o etapa educativa y en ellas se informa acerca de los horarios de atención, funcionamiento del centro, hábitos de trabajo en el colegio y en casa... Es además un espacio idóneo para compartir información y conocer a otros padres.  


PUNTOS CLAVE A TENER EN CUENTA


Estos puntos clave nos sirven para facilitar el ajuste escolar de inmediato y nos ayudan a construir patrones de afrontamiento que durarán toda la vida:


  1. Comunicación.  Esta herramienta es muy importante, ya que ayuda a los niños a manejar su estrés. Es clave mantener un canal de comunicación abierto entre padres e hijos. Los niños deben sentirse libres para hablar de lo que esperan, de sus éxitos y fracasos, de sus alegrías y ansiedades, etc. con la confianza de que sus padres pueden manejar lo que oyen y responderán sin ansiedad ni reproches indebidos. Si aceptamos lo que sienten podremos ayudarlos a enfrentarse a esos sentimientos. Esta comunicación debe ser algo cotidiano y frecuente.

  2. Anticipación. A mediados de agosto los padres pueden empezar a hablar sobre el comienzo del curso, preguntando sobre qué esperan, qué les preocupa o qué les ilusiona para el próximo año, no solamente en el tema académico, sino también a nivel social, hobbies y demás áreas.

  3. La edad es importante. De su edad dependerá cómo les hablemos, así como lo que esperan o sus miedos. Haremos preguntas más sencillas y seremos más activos con los más pequeños pero tendremos cuidado de enfatizar sus fortalezas y de no ser invasivos con los adolescentes. 

  4. Complejidad. No se enfrentan solamente a desafíos y logros académicos, sino también a relaciones sociales complejas tanto con compañeros como con profesores. Los niños ven en el colegio escenas positivas de solidaridad y afecto, pero en ocasiones pueden ver intimidación y crueldad. En cuanto a las exigencias académicas, los padres pueden tomar un papel activo en el aprendizaje sobre las diversas áreas (académica, social y afectiva) enseñándoles habilidades para afrontar las complejidades que surjan.

  5. Normalizar. Los comienzos a menudo son difíciles. Es normal que tengan temores y que las transiciones sean duras. Hay que hacerles saber que esto es así y que confiamos en su capacidad para hacer frente a esto, ya que esta será la base para su posterior actuación.

  6. Hacer frente a la sobreprotección. Muchos padres tienen el deseo de resolver los problemas de sus hijos para evitar que sufran y esto no los ayuda. Lo mejor es explicarles cómo pueden hacer frente a algo y cómo pueden manejar los retos académicos y las tensiones sociales.

  7. La caja de herramientas de afrontar. Una manera de hablarles sobre cómo enfrentarse a algo es conceptualizarlo como una caja de herramientas. Les mostramos las herramientas de que dispone (como por ejemplo acudir a un adulto para pedir ayuda) y le explicamos nuevos métodos (pensamientos tranquilizadores, recordar situaciones en las que ha tenido éxito, etc.).

  8. Los maestros como aliados. Los padres deben ser conscientes de que los profesores son profesionales que se preocupan por el bienestar de sus hijos. Hablar con los profesores, escuchar su perspectiva, dejarnos guiar y aceptar su ayuda cuando sea apropiado es fundamental.



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