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Foto del escritorMónica Lestón

SÍNDROME DE LA CABAÑA

"Cuanto más prolongado sea el confinamiento, más difícil será volver a una vida normal"

El coronavirus nos ha obligado a vivir confinados y ha cambiado nuestras rutinas, haciendo que nos tuviéramos que habituar repentinamente a una situación desconocida que tiene sus riesgos. Unos de ellos es el "Síndrome de la cabaña", "Fiebre de la cabaña" o "Cabin fever", que se da en personas que viven aisladas forzosamente en espacios estrechos, remotos, aislados o monótonos. En este momento, debido a la crisis actual del coronavirus, se está dando.

Síntomas:


  • Sensación de sentirse enjaulado.

  • Falta de paciencia.

  • Soledad

  • Aburrimiento

  • Frustración

  • Sentimientos de cansancio y fatiga

  • Sentimientos de improductividad e insatisfacción.

  • Ausencia de motivación.

  • Falta de voluntad (abulia)

  • Pérdida de interés o satisfacción por actividades cotidianas (anhedonia)

  • Tristeza o desesperanza.

  • Dificultad para concentrarse.

  • Reducción de la productividad.

  • Desconfianza y/o suspicacia.

  • Alteraciones del apetito (pérdida o ganancia de peso)

  • Alteraciones del sueño. 

  • Letargo

  • Aislamiento social

  • Irritabilidad

  • Pérdida de deseo sexual.

  • Depresión

Este síndrome no se da en todas las personas. Depende de su personalidad, sus circunstancias, su estilo de vida, sus relaciones sociales, antecedentes personales y familiares, sus estresores, su lugar de control, sus estrategias de afrontamiento y solución de problemas, etc. Y AHORA EL MIEDO A SALIR DE CASA


Pero si estar en casa es una carga para muchos, para otros lo es el tener que salir a la calle,  ya que se han acostumbrado a estar en su casa, se sienten seguros y no quieren salir. Esto puede afectar a personas de todas las edades, ya que cada uno tiene una visión subjetiva sobre este tema. Afecta sobre todo a personas mayores, algunos adolescentes, niños pequeños y personas hipocondríacas. 


La gente mayor se cree vulnerable. Creen que se puede contagiar, o que se pueden caer y tendrán que ir a un hospital. 


Los adolescentes tienen miedo a la mirada de los demás y, además, hay que cumplir un protocolo encorsetado (mascarilla, distancia social, etc)  y a esas edades no les gusta seguir las normas. Les gusta ir a lugares donde puedan mantener a salvo de miradas su intimidad y su privacidad y eso, ahora mismo, es imposible.


Los niños pequeños tienen miedo porque piensan que el coronavirus es un monstruo. Además, les gusta salir con sus reglas: ir a parques, jugar con los amigos, no ir de la mano... En este caso, los debemos "obligar" a salir a la calle. Les podemos insistir diciendo que nos gustaría que nos acompañasen. El miedo se vence obligándonos a hacer las cosas con  miedo para darnos cuenta de que no pasa nada.


En el caso de las personas hipocondríacas se incrementa la paranoia.


Estas recomendaciones van encaminadas a recuperar una rutina lo más cotidiana posible: vida ordenada, alimentación sana, hacer ejercicio de manera periódica, hacer planes futuros para cuando volvamos a la normalidad, tener contacto con amigos y familiares fuera del núcleo familiar (aunque sea a través de reuniones sociales por videollamada). Lo importante es mantener la conexión con los demás.

Los cuadros más graves del "Síndrome de la cabaña" pueden provocar depresión. Es importante que en este momento seamos positivos y mantengamos contacto social con nuestro círculo más cercano. Si a pesar de todo los síntomas persisten es importante la intervención de un profesional que nos ayude a canalizar los sentimientos negativos.


Es importante no llegar a un estado de pánico. Para prevenir, es importante informarse bien, acudiendo a fuentes fiables que nos digan lo que hay que saber sobre el desconfinamiento: dónde, cuándo y cómo se producirá.


Se recomienda hacer ejercicios de respiración y relajación, que nos ayuden a centrarnos en el aquí y el ahora o buscar a una persona de confianza que nos ayuda a empezar a salir poco a poco y a ir perdiendo del miedo.


En situaciones más graves en las que aparece agorafobia o miedo a espacios abiertos, se sugiere buscar la ayuda de un profesional para volver a la normalidad.





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