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Foto del escritorMónica Lestón

PSICOLOGÍA DE LA MÚSICA

"La música tiene efectos muy positivos para la mente"


La música es una de las pocas cosas que mueve emocionalmente a las personas. Puede levantarnos el ánimo, traernos recuerdos, calmarnos o ayudarnos a expresar emociones cuando nos faltan las palabras.


Cuando las ondas musicales entran en nuestros oídos, el cerebro responde automáticamente dependiendo del sonido. Si la música es movida, experimentamos una sensación de mover el cuerpo y adaptar los movimientos al ritmo. Nos activa y nos aumenta el ánimo. En cambio, si es relajante como la música clásica, entra en nuestros oídos y el cerebro experimenta paz, relajación, sedación, desactivación, siempre y cuando seamos capaces de centrarnos exclusivamente en lo que escuchamos.


Hay estudios que demuestran que la tensión arterial es más baja en personas que escuchan música diariamente durante 20 o 30 minutos.


Los latidos del corazón también se sincronizan al ritmo de la música.


Con la música triste, el cerebro puede experimentar tristeza, frustración, desánimo, apatía, melancolía... dependiendo de nuestras experiencias previas, ya que tendemos a vincular lo personal con lo que estamos escuchando. Si las malas experiencias están superadas, no harán daño y se podrán escuchar estas canciones como una lección aprendida. Si se hace con moderación y aceptación no tiene porqué ser negativo.


Si además cantamos, aumentamos doblemente los efectos positivos:

  • Generamos endorfinas que nos producen sensación de bienestar y euforia. Escuchar a otros mientras cantan también las genera.

  • Descarga tensiones. A través del esfuerzo y las pequeñas improvisaciones que hacemos al modular nuestra voz liberamos las tensiones acumuladas durante el día, porque esta tarea requiere casi toda nuestra atención y la vincula a una actividad placentera.

  • Mejora la respuesta inmunológica, ya que reduce el estrés.

  • Mejora la respiración. Nos enseña a mover los músculos que intervienen en la respiración, especialmente el diafragma. Esto hace que optimicemos el uso de nuestros pulmones y nos oxigenemos mejor.

  • Mejora el sistema cardiovascular, ya que es un ejercicio ligero y fácil de realizar.

  • Mejora la postura porque nos ponemos derechos para cantar.

  • Tonifica la musculatura del vientre. 

  • Podría prevenir la demencia. Es una actividad mediada por varios procesos cognitivos y nos vuelve más elásticos y adaptables cuando las "redes neuronales" empiezan a estar dañadas.

  • Limpia las vías respiratorias. Cantar hace que el aire pase en distintos niveles de presión por las vías respiratorias, hace que queden más limpias y no se acumulen bacterias nocivas.

  • Ayuda a conectar con los bebés. Los bebés aprenden el lenguaje a través de la musicalidad y los ritmos presentes en las palabras. Responden con entusiasmo cuando se canta e incluso establecen un diálogo con la música a través de sus movimientos.

  • Nos ayuda a memorizar. La musicalidad es un truco mnemotécnico para hacer que la información se grabe en nuestro cerebro y no se nos olvide.  

  • Nos ayuda a conectar con los demás si cantamos en grupo. El procesamiento de la música está relacionado con procesos mentales relacionados con nuestra memoria emocional y esto hace que al cantar nos impliquemos en lo que hacemos y, si participan más personas, nos sentiremos en sintonía con ellas.


La musicoterapia es la terapia que utiliza la música y/o sus elementos (ritmo, sonido, armonía y melodía) para promover y facilitar la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento y la expresión satisfaciendo necesidades físicas, emocionales, mentales y cognitivas. Hay que elegir la música correcta para cada caso a tratar.


En conclusión, con la música tenemos mucho que ganar y esto resulta curioso, porque no siempre es así con las palabras.




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