"Cuanto menos sabemos, más creemos saber"
El efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo según el cual las personas suelen sobreestimar sus habilidades. Opinan sobre todo lo que escuchan sin tener ni idea pero pensando que saben mucho más que los demás. El problema es que lo se limitan a opinar o sugerir, sino que intentan imponer sus ideas como si fueran verdades absolutas, haciendo pasar a los demás por incompetentes o ignorantes cuando en realidad no es así. No es fácil convivir con estas personas porque su pensamiento es muy rígido.
¿Por qué cuanto menos sabemos más creemos saber?
El problema de la percepción irreal se debe a que para hacer algo bien debemos tener al menos un mínimo de habilidades y competencias que nos permitan estimar con cierto grado de exactitud cuál será nuestro desempeño en la tarea.
El efecto Dunning-Kruger se aprecia en todas las áreas de la vida. Un estudio de la Universidad de Wellington reveló que el 80% de los conductores se califican a si mismos por encima de la media, lo cual es estadísticamente imposible.
Este sesgo ocurre también en la psicología, con personas que afirman "mi mejor psicólogo soy yo mismo", simplemente porque desconocen cómo les puede ayudar un profesional o la complejidad de las técnicas psicológicas.
Creemos que sabeos todo lo que es necesario saber y eso nos convierte en personas sesgadas que se cierran al conocimiento y emiten opiniones como si fueran verdades absolutas.
¿Cómo minimizar este efecto?
Todos cometemos errores por falta de experiencia o por sobreestimar nuestras capacidades. Los errores no son negativos y no tenemos que huir de ellos, sino que podemos convertirlos en herramientas de aprendizaje. Debemos estar atentos porque la incompetencia y la falta de autocrítica harán que lleguemos a conclusiones equivocadas y nos impulsarán a tomar malas decisiones que terminen dañándonos.
En algunos casos, los fracasos o errores que cometemos a lo largo de nuestra vida no se deben a la mala suerte, sino a nuestra deficiente autoevaluación.
Para minimizar este efecto y no convertirnos en una persona que opina de todo sin tener ni idea de nada, haremos lo siguiente:
Ser conscientes de la existencia de este sesgo cognitivo.
Dejar un espacio para la duda y para diferentes formas de pensar o de hacer las cosas.
Opinar siempre desde el respeto a los demás. Por muy seguros que estemos de nuestra opinión, no intentaremos imponerla.
Recuerda que nadie es experto en todo, todos tenemos carencias e ignoramos muchas cosas. Es mejor enfrentar la vida desde la humildad y con actitud de aprendiz.
¿Cómo tratar a estas personas?
Las personas que opinan de manera tajante sin tener ni idea y subestiman a los demás, generan malestar, irritación y enfado. Esto es comprensible, pero debemos mantener la calma. Solo nos puede afectar aquello que consideramos significativo y, sin duda alguna, la opinión de una persona que no es experta en la materia y que no sabe de lo que habla, no es significativa.
Si no deseas seguir con la conversación, dile que has escuchado su opinión y zanja el asunto. Si realmente quieres que esa persona salga de su desconocimiento y sea consciente de sus limitaciones, ayúdale a desarrollar sus habilidades en esa área.
Intenta evitar frases como "no tienes ni idea" o "no sabes de lo que hablas" porque se sentirá atacada, se pondrá a la defensiva y se cerrará a tus propuestas. En lugar de esto, plantea una nueva perspectiva. Por ejemplo: "ya te he escuchado, ahora imagina que las cosas no son exactamente así". El objetivo es lograr que se abra a opiniones y a diferentes formas de actuar.
Puedes recalcar la idea de que todos somos inexpertos o desconocedores en algún campo, que no es algo negativo sino una oportunidad para seguir aprendiendo y crecer como personas.
