"Estrés, ansiedad, depresión e insommio han sido las principales consecuencias del confinamiento"
Algunas personas todavía siguen luchando con los efecto indeseados del confinamiento, como son estrés, ansiedad, depresión e insomnio pero son muchas las que luchan ahora contra las fobias que nos ha traído el regresar a nuestra vida normal. Esos miedos se traducen en fobias. Son las siguientes:
Agorafobia. Esta fobia se refiere al estado de ansiedad que afecta en espacios con límites abiertos e indefinidos. Después del confinamiento, el temor a la vida normal y pública nos podría generar terror al tener que abordad situaciones abiertas sobre las que no tenemos control.
Claustrofobia. Es el miedo a espacios cerrados por la limitación de movimientos y la posibilidad de asfixia al no tener bajo control la posibilidad de abandonar el lugar. Podemos temer a los espacios cerrados por la posibilidad de contagio.
Demofobia. Fobia hacia las multitudes, miedo a las aglomeraciones.
Hipocondría. Enfermedad, cuidados intensivos, muerte... Estos temas que han estado de actualidad en los últimos meses pueden favorecer el incremento de esta fobia vinculada al miedo excesivo a enfermarse.
Tanatofobia. Miedo a la propia muerte o a la de seres queridos. El ver y oír que tantas personas se han muerto nos puede trastornar profundamente.
Rupofobia. Miedo a la suciedad. Puede aparecer como consecuencia de la limpieza y la desinfección continua y la desinfección tanto personal como del hogar. Todo esto se extiende al espacio público afectando a nuestra forma de relacionarnos con los demás.
Eremofobia o autofobia. Miedo a la soledad, a estar solos con nosotros mismos.
Afephobia o haptophobia. Miedo al contacto físico que genera incomodidad y repulsión. Es una fobia a entrar en contacto con otras personas debido al alto riesgo de contagio y a las normas de higiene.
Anuptafobia. Miedo a quedarse soltero. Se origina por la presión social que nos "obliga" a tener pareja y del sentimiento que para evitar contagios habrá que esperar un tiempo.
¿QUÉ HACER?
Nada es inmediato. Reanuda tu vida con calma para no generar más ansiedad.
La ansiedad no te acompañará para siempre. Todo esto tiene un final y se puede gestionar.
Habla del tema con tranquilidad y confianza. Esto te ayudará a ser consciente de lo que estás experimentando.
Practica relajación, yoga, meditación...
Usa el humor, ríe y ten cerca a personas que transmiten positividad y alegría.
Si tú solo no puedes solucionarlo, busca la ayuda de un especialista.
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