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LA FELICIDAD INFANTIL

"La mayor necesidad de un niño es ser feliz"


La felicidad es, probablemente, el máximo deseo de una persona y este deseo incluye la felicidad de los seres queridos.


La infancia debería ser la etapa más feliz y alegre de una persona, pero los niños no son ajenos a la tristeza, la depresión, la ansiedad, la ira o la irritabilidad. Como la felicidad no es una característica innata al ser humano, también se puede aprender o enseñar. 


Son muchos los factores que influyen en la felicidad de un niño. Tanto padres como psicólogos o educadores consideramos de vital importancia el desarrollo feliz de los niños.



CLAVES PARA PROMOVER LA FELICIDAD DEL NIÑO


  1. Positivismo. La Psicología positiva dice que las personas que afrontan los procesos y circunstancias naturales y diarias de la vida con positivismo, logran ser más felices y desarrollan la capacidad de superar sus propias circunstancias negativas y consiguen un mayor grado de felicidad. Los niños educados en base a una interpretación positiva de sus primeros conocimientos del mundo logran ser más felices, confiando más en sí mismos y en sus posibilidades. Las personas que afrontan la vida con positividad logran ser además de más felices, más generosos, amables y responsables y sus porcentajes de trastornos mentales (depresión, manías, fobias...) disminuyen.

  2. Dramatización. Los niños tienden a imitar o a hacer suyos los sentimientos, tanto positivos como negativos, que ven a su alrededor, sobre todo en los primeros años de vida. La conducta de los padres ante hechos corrientes de la vida diaria pueden ser muy significativos para el conocimiento o conducta infantil. Se debe dar la importancia justa a los hechos que vivimos. Un error muy común es celebrar de manera desmedida que el niños haya hecho un dibujo o que se haya terminado la comida, así como enfadarse en exceso si ha suspendido un examen o viene del colegio con la ropa sucia. En contraposición, no dar la suficiente importancia a un niño que pegue, insulte o se comporte con faltas de respeto, son hechos en los que sí es conveniente dramatizar para la correcta educación y posterior sensación de felicidad alcanzada por el niño. En estos casos 

  3. Reconocimiento. Aceptar las cosas que tenemos, lo que nos dan y lo que hacen por nosotros, dando las gracias es importante para el correcto desarrollo del niño. Dar las gracias favorece la estabilidad mental del niño, así como los lazos de unión entre él y su familia, aceptándose dentro de un núcleo social y sintiendo la pertenencia a éste. Esto le dará seguridad, confianza, protección, etc.

  4. No etiquetar. Las etiquetas impiden el correcto desarrollo de la identidad del niño, perjudicando y limitando ésta rápidamente con el paso de los años y marcándola gravemente para el futuro. Afirmaciones como "Eres un niño muy malo", "Qué quejica eres", "Eres un llorón", son expresiones que suelen utilizar los padres cuando no están de acuerdo con sus hijos, pero estas expresiones severas se retienen en la mente del niño y pueden tener el efecto opuesto al que buscamos, ya que se identificará con esa expresión y no la querrá cambiar. No debemos olvidar que los niños, aún en sus primeros años de vida, son conscientes de lo que se les dice. Podemos usar frases como "Eres un niño bueno, pero te estás portando mal", "Entiendo lo que quieres, pero no está bien llorar por eso".

  5. Logros o metas. Los niños que tienen todo lo que necesitan no conocerán la felicidad y satisfacción que produce el conseguir una meta. Ayudar a preparar la comida, recoger los juguetes, ayudar a sus padres, estudiar... son grandes pasos en cuanto a la autonomía y superación de los niños.

  6. Autonomía. Es importante que los niños aprendan a sentirse autónomos alejados del núcleo familiar, ya que la autonomía potencia la autoestima y la confianza en sí mismos. Dejar que los niños jueguen solos o que hagan tareas propias de los padres a modo de imitación favorece la propia autonomía del niño y lo hará sentirse más seguro y feliz. También es conveniente que aprenda mediante las dificultades e inconvenientes de la vida diaria. Es bueno que se enfade, que se irrita, que muestre ira cuando no consigue lo que se propone y que vea, de alguna manera, el proceso de realización de las tareas.

  7. Inteligencia emocional. Es importante educar a los niños para que desarrollen su inteligencia emocional, ya que esto los ayudará a regular sus emociones para solventar sus problemas de forma pacífica. Todo esto les da tranquilidad, armonía y seguridad. Es de vital importancia que conozcan sus emociones y busquen la armonía entre ellas. 

  8. Confianza. Seguridad, especialmente al emprender una acción difícil o comprometida. Para el desarrollo de la seguridad en sí mismo y el sentimiento de pertenencia a su familia y a la sociedad, un niño debe sentir la confianza de las personas que se encuentran a su alrededor, especialmente sus padres. El apoyo y la seguridad ante lo que hace, le hará más seguro de sí mismo y esto repercutirá en su desarrollo.



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