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Foto del escritorMónica Lestón

LA CONDUCTA ASERTIVA

"El comportamiento asertivo implica adoptar una postura positiva y activa"


Existen muchas situaciones en las que la asertividad nos puede ayudar a realizar con éxito los proyectos y cambios. Hay que concentrarse en dos áreas claves:


  1. Tomar la iniciativa, mantenerse positivo y fijar metas.

  2. Identificar e influir sobre nuestras "partes implicadas"


La asertividad es uno de los comportamientos por los que podemos optar al tratar con los demás. Es un estado mental que refleja nuestras actitudes, creencias, valores y autoestima.


Si nos imaginamos una cebolla cortada por la mitad, el comportamiento es la piel visible, la capa externa. Bajo la piel hay otras capas que representan los diferentes componentes de nuestra personalidad y que afectan a nuestro comportamiento. Entre ellas se encuentran las ideas y sentimientos, las actitudes y creencias y los valores de nuestro interior. En el centro de la cebolla está la autoestima, que también interviene de forma determinante en nuestro comportamiento.


Tenemos cuatro opciones de comportamiento para elegir en lo relativo al trato con los demás:


  • Asertividad. El comportamiento asertivo implica un respeto sincero por las personas con quienes tratamos. Al aceptar cada vez más nuestras características personales positivas y negativas, podemos aceptar mejor las de los demás. No necesitamos humillarlos porque no sentimos la necesidad de ganar. En vez de responsabilizar a los demás de nuestra vida, podemos aceptar la responsabilidad de nuestras elecciones y comportamiento. Admitimos nuestras necesidades y pedimos las cosas de forma franca y directa, aún cuando nos arriesguemos a recibir una negativa o un rechazo. Cuando lo recibimos, no nos desmoronamos, ya que nuestra autoestima es fuerte y no depende de la aprobación de los demás. Podemos aprender a establecer límites de forma asertiva para que los demás hasta donde pueden llegar con nosotros. Podemos responderles con sinceridad y afrontar las situaciones otorgándonos el mérito de lo que comprendemos y sentimos. Se basa en una autoestima elevada y es el comportamiento con el cual resulta más fácil alcanzar los desenlaces buscados, aunque no garantiza que siempre consigamos lo que queremos. La asertividad consiste en ceder y negociar para que todos salgamos ganando, y no siempre es fácil de utilizar.


  • Agresividad. El comportamiento agresivo es competitivo, y el objetivo implícito o explícito es salir vencedor. Alguien tiene que perder y, normalmente, esto se consigue humillando a los demás o no respetando sus sentimientos, deseos o derechos. La persona agresiva tiene, en realidad, muy poca autoestima y no puede permitirse el lujo de tener en cuenta el  punto de vista de la otra persona. Ante un conflicto o confrontación, el agresivo responde con un ataque directo. La agresividad es una reacción compulsiva exagerada. Recurrimos a abusos verbales o incluso físicos, dejando a nuestro paso dolor y humillación. Estos sentimientos no suelen expresarse de modo directo porque existe el miedo de provocar otro ataque, pero los actos pasados generan un resentimiento en las personas afectadas.


  • Pasividad. El comportamiento pasivo significa dejarse pisotear y ser el blanco de las personas agresivas. El pasivo cree que es víctima de la injusticia de los demás o quizá víctima del destino. A menudo es más fácil dejar que decida otro. A los demás suele molestarles esta pasividad. Al principio tienden una mano, pero luego se sienten culpables y perplejos porque, hagan lo que hagan, nunca basta. La excusa de mala suerte empieza a resultar menos convincente y las personas dispuestas a ayudar pierden la paciencia e intentan evitar el contacto con el individuo pasivo. El pasivo tiene una visión negativa que le provoca una frustración por su falta de voluntad y una actitud de profunda resignación.


  • Agresividad indirecta o comportamiento manipulador (pasivo-agresivo). La agresividad indirecta también surge de una baja autoestima. Es un comportamiento más sutil y oculto. La necesidad de manipular surge del miedo al riesgo: es más seguro controlar y manipular que enfrentarse a la confrontación y al riesgo a ser rechazado. La manipulación implica engañarnos a nosotros mismos y a los demás, y satisfacer nuestras necesidades recurriendo a medios dudosos como hacer que los demás se sientan culpables si no hacen lo que queremos. Visto desde fuera puede parecer que el agresivo indirecto tiene un alto concepto de las personas que le rodean, pero a menudo puede detectarse una desaprobación encubierta. Sin embargo, cuando los demás intentan sondear al individuo o esclarecer sus intenciones, éste se niega, provocando desconcierto, frustración y culpabilidad.


CAMBIAR DE COMPORTAMIENTO Aunque todos empleamos los comportamientos descritos, a veces podemos desarrollar ciertas pautas de conducta en situaciones concretas o al tratar con determinadas personas. Como aprendemos nuestro comportamiento desde una edad temprana, estas pautas pueden quedar fijadas, aunque no siempre nos resulten beneficiosas. El lado positivo es que, como el comportamiento lo aprendemos, podemos modificarlo si creemos que es preciso. Este cambio no es fácil, pero se puede alcanzar con determinación y voluntad. PASOS PARA ALCANZAR LA ASERTIVIDAD

  • Tener claro lo que deseas.

  • Estar seguro de tus intenciones.

  • Tomar la iniciativa.


Toma las riendas y recoge los frutos.





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