"La alegría es el GPS interior que nos indica la dirección adecuada para avanzar, crecer y vivir mejor"
Con la alegría tenemos la impresión de que todos sabemos de qué estamos hablando, porque la sentimos, pero al querer definirla surgen dudas porque está muy relacionada con la felicidad. Otro error común es asociar la alegría con el placer y las situaciones que lo producen.
Cierra los ojos y trae a tu mente algún momento en el que te has sentido alegre (sereno, eufórico...) ¿Dónde sientes esta emoción? Seguramente de los pies a la cabeza. Alegría significa estar vivo, en movimiento y en la dirección adecuada. Afecta a todo el cuerpo. Es una emoción expansiva y empática, queremos compartir nuestro sentimiento con los demás. Es activadora, ya que sube la energía y produce calor y una animación interna que hace que la vida nos parezca mejor. Nos ayuda a gestionar la frustración, nos conecta con el deseo de volver a estar bien. Es necesaria para afrontar la vida sin desgastarnos de más y sufrir inútilmente. Es de breve duración y momentánea. Si no trabajamos la alegría, las emociones negativas le van comiendo terreno.
Hay muchos sinónimos de alegría dependiendo de su intensidad: contento, júbilo, regocijo, gozo, placer, entusiasmo, euforia, deleite, diversión, estremecimiento, satisfacción, alivio, alborozo, humor, hilaridad, exultación, satisfacción...
PARA QUÉ SIRVE
Mejora el funcionamiento de los órganos internos. Dar tres grandes suspiros es una conducta que ayuda a entrenar la tranquilidad. Las respuestas cardiovasculares asociadas a emociones negativas recuperan más fácilmente sus niveles basales cuando se induce esta emoción positiva, favoreciendo de nuevo la sensación de bienestar. Reírse es sano y sonreír imprescindible porque elevan los componentes del sistema inmunológico y ayudan al sistema endocrino. Suspirar es el equivalente interior a una sonrisa.
Mejora la autoestima. Autoestima es amor y respeto a uno mismo. Genera actitudes positivas e impulsa a seguir adelante. Es fundamental para conseguir metas porque produce sensaciones de vigorosidad, competencia y autoconfianza. Mírate a un espejo y sonríe al menos tres veces al día. Respira y sonríe si tienes tendencia a regañarte a ti mismo o a regañar a otros.
Ayuda a sobrevivir. La sensación de alegría y placer nos anima a realizar actividades necesarias para la supervivencia.
Disminuye los sentimientos de apatía y desgana. Estos sentimientos nos llevan a abandonarnos, no cuidarnos o aislarnos. Haz un ejercicio: escribe 5 cosas que deberías hacer ahora. ¿Cómo te sientes? Ahora trasforma esas frases en me gustaría. ¿Te sientes mejor? Si cambias la obligación por el gusto de hacer algo introduces la emoción de la alegría.
Mantiene la estabilidad emocional. La alegría se puede entrenar para convertirla en un hábito. Practica ejercicios de respiración para conectar con la tranquilidad y la serenidad.
Protege del estrés, reduce la ansiedad y modera la agresividad. Cuenta hasta 10 mientras respiras completa, lenta y profundamente, porque la respiración completa se asocia con la serenidad. Esto se denomina ego-resiliencia o capacidad para autorregenerarse.
Protege de perturbaciones psíquicas. No hay que centrarse solamente en protegernos de la enfermedad, sino focalizarnos en los elementos sanos que poseemos. Averigua cuáles son tus fortalezas y haz ejercicio emocional a través de su desarrollo. Para trabajar la alegría, favorece tres momentos alegres al día y escríbelos en un diario.
Optimiza los procesos mentales. Pensamos mejor y se nos ocurren mejores ideas cuando estamos contentos o más relajados. Los sentimientos positivos son señales que facilitan el recuerdo de información positiva y el acceso a la información relacionada con ellos.
Regula y facilita las relaciones sociales. La alegría une y es contagiosa. Nos ayuda a abrirnos a los demás, a crear nuevos lazos sociales y a estrechar los ya existentes. una persona alegre resulta más atractiva. Prueba a regalar sonrisas y observa el resultado.
Ayuda a resolver conflictos. Tiene un papel regulador en las interacciones. En caso de un conflicto difícil, vuelve a respirar y sonreír levemente para inhibir el comportamiento hostil de los demás y atenuar tu ira. Favorecer la sonrisa y volver al punto de partida sereno es fundamental para manejar las diferencias.
Regula el reloj mental. Las emociones positivas producen menos dopamina y parece que el tiempo pasa volando. Al envejecer tenemos la sensación de que el tiempo pasa con rapidez por la ralentización del sistema nervioso. Este reloj interno está condicionado por las emociones y estados de ánimo de los demás. Se sincroniza con la otra persona cuando existe suficiente empatía.
Favorece el altruismo. Genera mayor inclinación a ayudar a los demás porque facilita la empatía.
QUÉ NOS ALEGRA
Las pequeñas cosas
Vivencias, retos, hobbies
Personalidad alegre de los demás.
Perseguir aquello que nos ilusiona.
Los buenos recuerdos.
Alcanzar metas y objetivos.
La alegría hilarante, con sonrisas y carcajadas.
Las buenas relaciones.
Lo que vemos en los demás, porque nos contagiamos de su estado emocional.
QUÉ NOS QUITA LA ALEGRÍA
Exceso de alegría, porque desconectamos de nosotros mismos, de los demás y de la realidad, haciendo cosas de las que luego nos arrepentimos.
El carácter serio.
El malhumor
La tristeza.
El consumo de sustancias.
La alegría tóxica y patológica. Hay personas que viven metidas en su rol de eterno contento o payaso. Esta es una forma de alegría tóxica o autismo emocional, ya que acabará por estallar por algún lado. La alegría patológica conduce a trastornos psicológicos como la manía, a hipomanía o puede ser parte de un trastorno bipolar.
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