"El estrés prolongado consume muchos recursos del organismo y lo debilita. Para recuperarnos necesitamos reponer las sustancias que ayudan a producir los neurotransmisores del bienestar"
Como explicamos cuando hablamos de gestión y manejo del estrés, estamos ante una reacción fisiológica frente a una amenaza, real o imaginaria, en la que el organismo se prepara para luchar o huir, aunque hoy en día lo más habitual es sufrir estrés debido a nuestro ritmo de vida.
Cuando sufrimos estrés, nuestro organismo consume más nutrientes y hay que reponer vitamina C, magnesio, calcio y omega-3. Nuestro cuerpo necesita, además, más energía. Por ese motivo, cuando nos estresamos nos apetecen alimentos procesados con grasas hidrogenadas y exceso de azúcar o sal. Nos aportan un placer inmediato pero desequilibran nuestro sistema nervioso.
El estrés favorece la ansiedad y el insomnio. Si escogemos alimentos saludables podemos aliviar la tensión, estabilizar el azúcar en sangre e ir eliminando el estrés. Uno de los principales objetivos es mantener la salud intestinal para garantizar la formación de los neurotransmisores necesarios.
ALIMENTOS QUE NOS AYUDAN
Arándanos y alimentos de color morado. Contienen unos antioxidantes naturales que ayudan a formar serotonina y dopamina. Estos neurotransmisores mejoran el humor y la memoria. Cantidad: 1 puñado al día.
Yuca y otras raíces como patata, boniato o calabaza. Sus hidratos de carbono celulares favorecen la respuesta de la hormona cortisol en personas con estrés. Estos hidratos aumentan la absorción de triptófano, un aminoácido esencial, y mejoran los niveles de serotonina y la calidad del sueño. Cantidad: 4 veces a la semana.
Pistachos. Ayudan a reducir la vasoconstricción y favorecen el funcionamiento del corazón debido a la dilatación de las arterias. Cantidad: unos 100 gramos al día.
Lentejas, legumbres en general y cereales integrales. Son ricos en vitamina B e indispensables para el buen funcionamiento cerebral. También son ricos en fibra y magnesio. Cantidad: 3-4 veces a la semana.
Semillas de sésamo y de calabaza. Son ricas en magnesio, calcio y triptófano, que es el aminoácido precursor de la serotonina. Cantidad: 2 cucharadas soperas al día.
Plátanos. Aportan potasio y triptófano. Si están poco maduros tienen un almidón que alimenta a las bacterias que regeneran la flora intestinal, responsables de fabricar el 90% de la serotonina. Cantidad: 4-6 a la semana.
Naranjas o alimentos ricos en vitamina C, que es uno de los micronutrientes que necesitamos para reponernos de las situaciones de estrés. Cantidad: 4-6 a la semana.
Chocolate negro con bajo contenido en azúcares. Produce placer y las sustancias que forma en el cerebro anulan la sensación de dolor y depresión. Cantidad: 40-60 gramos al día.
Chucrut y otros fermentados. Los fermentados son una fuente de salud y mantienen al intestino en perfectas condiciones. Es recomendable tomar a lo largo de la semana kéfir de agua, vinagre de manzana, miso o tamari, tempeh, kombucha... Cantidad: 1 cucharada sopera al día.
Acelgas y otras hojas verdes. No pueden faltar a diario por sus aporte en magnesio, que es uno de los minerales que más se consumen en momentos de estrés. Son, además, ricas en ácido fólico y contribuyen a la formación de neurotransmisores. Cantidad: 3 veces a la semana.
Alimentos ricos en omega-3 o suplementos.
Estos alimentos no van a eliminar el estrés. Es importante aprender a gestionarlo, pero si además incluyes alguno de ellos en tu alimentación, te ayudará a sentirte mejor y a reponerte de sus efectos.
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