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EREMOFOBIA O MIEDO A LA SOLEDAD

La eremofobia es un tipo de fobia o miedo específico que se caracteriza por un temor, frecuentemente desproporcionado en intensidad y disconfort, a encontrarse en soledad o sentirse solo”


La eremofobia es un fenómeno psicológico que se caracteriza por un miedo intenso y desproporcionado a estar solo. Es un temor excesivo e irracional a la soledad, que puede resultar contradictorio en una época altamente interconectada como la actual.


Las personas que lo sufren sienten pánico ante situaciones en las que están solas. Sus reacciones suelen condicionar negativamente su vida y esto es lo que la distingue del miedo a la soledad.


CAUSAS DEL MIEDO A LA SOLEDAD


El sentimiento de soledad proviene de la infancia y está relacionado con nuestro desarrollo emocional. Por ejemplo, si de bebés o niños tenemos alguna necesidad que no está bien atendida o satisfecha por los padres, así como cuando escuchamos constantemente amenazas de los adultos de que nos quedaremos solos si nos portamos mal. Este tipo de situaciones provoca en la persona una sensación de abandono, refuerza el temor a la soledad y hace que con el paso de nos años nos encontremos poco preparados para experimentarla.


Un factor a tener en cuenta a la hora de superar el sentimiento de soledad es que una persona con baja autoestima tiende a experimentar más temor a la soledad que una persona con suficiente confianza en sí misma.


El miedo al qué dirán, el miedo a fracasar, el miedo al abandono o dependencia emocional. Estos miedos están muy relacionados con el aprendizaje vital de cada persona y con los tipos de apego.


SÍNTOMAS


  • La persona no puede razonar ni explicar lo que siente ante la situación de soledad.

  • El individuo carece de control sobre sí mismo.

  • Evita por todos los medio enfrentarse a la situación que genera ansiedad.

  • Los síntomas persisten a lo largo del tiempo.


DIAGNÓSTICO


Para realizar un diagnóstico de esta fobia, los especialistas suelen analizar las manifestaciones fisiológicas, cognitivas, conductuales de la persona afectada.


  • Sintomatología fisiológica: dolor de cabeza, tensión en los músculos, sudoración, respiración agitada, ahogo, taquicardia, enrojecimiento, malestar estomacal, sequedad de boca…

  • Sintomatología cognitiva: los pensamientos negativos recurrentes y la incapacidad para razonar o explicar los sentimientos que se experimentan en una situación de soledad pueden incrementar, generalmente de manera exponencial, la posibilidad de sufrir ataques de pánico y crisis de ansiedad.

  • Sintomatología conductual: trata de huir de la situación temida en todo momento. Intentará evitar quedarse a solas y escapará cuando se sienta expuesto al contexto que desencadena su fobia. La conducta de evitación o escape se da cuando la persona se encuentra inesperadamente ante la situación temida. Si es forzado a mantenerse allí pueden aparecer perturbaciones en la ejecución motora: movimientos extraños de las extremidades, rigidez, muecas faciales, voz temblorosa…


SUPERAR LA SOLEDAD


  • Identifica tus miedos, este es el primer paso para vencerlos. ¿Cuándo siento ese miedo? ¿En qué situaciones? ¿Qué pienso en ese momento? ¿qué emociones me genera? ¿Qué hago ante esa sensación? ¿Cómo actúo ante el miedo?


  • Reflexiona sobre tus miedos. ¿Qué es lo que más temes al quedarte solo? ¿Qué ha ocurrido en circunstancias parecidas en otros momentos del pasado? ¿Qué pasaría si empezaras a afrontar esos miedos en lugar de evitarlo? ¿Existen otros miedos que ya has superado? ¿Qué beneficios has obtenido? ¿Qué pierdes o sacrificas al tener miedo, qué costes te genera?


  • Afronta tus miedos progresivamente. Establece pequeños retos o metas que te van a ayudar a tener percepción de avance y de logro. Ganar autonomía en determinadas situaciones o contextos, ir tomando pequeñas decisiones o haciendo cosas, a pesar del miedo que te produzca hacerlas solo.


  • Prioriza. Dedica tiempo a actividades gratificantes para ti. El autocuidado te mejora y mejora también la calidad de tus relaciones con los demás.


  • Aprende a distinguir tu estado emocional. No es lo mismo estar solo que sentirse solo. Es necesario identificar si ese sentimiento proviene de una soledad física o de un estado mental. Estar solo físicamente suele ser una situación temporal de la que puede derivar un sentimiento de soledad. La soledad es más profunda, es una sensación de vacío, de no tener nada, de frustración constante, la persona no confía en sus capacidades personales, emocionales y afectivas para salir adelante.


  • Aprende a disfrutar de la soledad. La soledad tiene también su lado positivo. Una forma de sacarle provecho es trabajar en la introspección para conocerse mejor a uno mismo, redescubrirse, innovarse, desarrollar la creatividad y aumentar el propio potencial. La introspección y el disfrutar de la soledad y el silencio es fundamental para la madurez, ya que te permite ser más consciente de lo que te ocurre y te convierte en una persona más independiente emocionalmente y con mayor autoestima. Lo importante es aprender a alternar entre estar solo y acompañado y sentirse tranquilo en ambas circunstancias para lograr un equilibrio sano.


  • Mantente en contacto con los demás . Muchas veces el miedo a la soledad provoca que nos alejemos más de los demás debido a la sensación de falta de control emocional que se experimenta y todo lo que ello conlleva, como pensamientos y emociones que generan malestar y terminan en aislamiento. Por ejemplo, una persona con temor a la soledad podría pensar: “No quiero empezar una relación porque seguramente al cabo de un tiempo me va a abandonar y me sentiré peor”, “No voy a llamar a mis amigos porque van a decir que siempre dependo de ellos”, etc. Es importante evitar aislarse y mantener contacto con otras personas, salir de casa y distraerse para ayudar a evitar el malestar emocional.


  • Practica meditación. Ayuda a regular pensamientos y emociones. Es una aliada para mantener el equilibrio interior que permite avanzar, viviendo cada momento con intensidad y consciencia, enfocándote en el aquí y ahora, dejando de lado los pensamientos perturbadores acerca de lo ocurrido en el pasado y de la incertidumbre acerca de lo que va a pasar en un futuro. Aumenta la capacidad de las personas para hacer frente a las situaciones adversas y para adaptarse incluso a cambios traumáticos. La meditación alivia los sentimientos de soledad. Conlleva, además, beneficios a nivel psicológico y físico, favoreciendo mantener el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.


  • Acude a un profesional. Cuando el sentimiento es muy intenso y constante puede tener efectos negativos en la salud ya que podrían aparecer síntomas de depresión y disminución importante en la calidad de vida. En esos casos es necesario acudir a un profesional que te ayudará a reconocer los factores que originan la situación de angustia y utilizará técnicas de visualización cuando estés más relajado.





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