"Fracasa, fracasa de nuevo, fracasa mejor"
Para muchos de nosotros, la vida es una larga escalera llena de peldaños, donde cada peldaño es una meta. Desde que nacemos nos esforzamos por alcanzar esas metas.
¿Qué es el éxito? El éxito es diferente para cada uno de nosotros. Para unos el éxito es el dinero y el reconocimiento, para otros lo importante es la salud, para otros el trabajo, para otros la familia y para otros tener éxito es tenerlo todo.
Cuando alcanzamos metas aparece un efecto químico y neurológico que nos hace sentir mucho más concentrados. En ocasiones tenemos tanta seguridad que nos sentimos superhéroes. Es aquello que nos hace sentir que no tenemos límites. Es lo que conocemos como "El efecto ganador". Cuando ganamos, el cuerpo genera dopamina y nos hace sentir inteligentes.
Tener éxito es una cadena. Tener éxito conduce a tener más éxito. Por este motivo, las personas con éxito se sienten siempre muy afortunadas.
¿Qué ocurre cuando lo habitual es fracasar? Nuestros primeros pasos cuando somos bebés acaban en el suelo, es el proceso normal de aprendizaje. Si el fracaso es la norma y fracasar es natural, ¿por qué no hablamos del fracaso? El premio nobel Daniel Kahneman nos dice que "El dolor del fracaso es dos veces superior a la felicidad del éxito"
La psicóloga Carol Dweck analiza el éxito desde el concepto que tenemos cada uno de nosotros del talento. Para algunos, el talento es para aquellos que aceptan desafíos, que persisten ante los obstáculos, que asumen el fracaso como aprendizaje. Para otros, consiste en evitar desafíos, rendirse fácilmente ante los obstáculos, asumir el fracaso como incapacidad. Para unos naces con o sin talento mientras que para otros, el tesón y el talento te hacen mejorar.
Las personas con enfoque fijo tienen miedo al fracaso. Las personas con enfoque incremental ven el fracaso como una estrategia para mejorar. Si consideras que fracasar puede ser una estrategia, felícitate y recuerda lo que decía Samuel Beckett: "Fracasa, fracasa de nuevo, fracasa mejor".
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