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EL PACIENTE PARANOIDE

"El trastorno paranoide de la personalidad o la locura razonada"

Rara vez acude a consulta un paciente paranoide quejándose de su trastorno. Cuando lo hacen, van a consultar otros problemas y la mayor parte de las veces son quejas psicosomáticas.


Su principal síntoma se centra en el delirio, predominantemente persecutorio, que se caracteriza porque se desarrolla con orden, coherencia y claridad. Es una locura razonada.


En todos estos pacientes se encuentran rasgos paranoides del carácter desde la infancia. Suelen ser niños solitarios, insatisfechos, con dificultad para exteriorizar sus sentimientos, rencorosos. En la juventud y madurez aparecen actitudes querulantes (con tendencia a litigios y querellas), pendencieras e intransigentes, siempre como reacción a supuestos ataques hacia ellos.


Su principal rasgo es la desconfianza. Algunas ideas sobrevaloradas comienzan a coger más fuerza y empiezan a sospechar que "algo está pasando". A partir de esto pueden ir construyendo todo un "sistema delirante" de apariencia lógica y racional.


El diagnóstico se asentaría ante la presencia de un delirio crónico, de construcción lógica pero que parte de supuestos falsos. Hay que profundizar retrospectivamente en la trama para encontrar interpretaciones delirantes en relación con los hechos de su vida.


Son pacientes con gran habilidad para defender sus razonamientos, pero en cuanto se dan cuenta de que los demás no los aceptan como verdaderos, procuran disimular para ocultarlos.


El paranoide se vuelve violento para defenderse. Su aislamiento puede conducirlo al suicidio.



FORMAS CLÍNICAS


  • Persecutoria. Es la más habitual. El paciente se siente víctima de persecuciones de personas o entidades secretas, de un complot que amenaza a su persona. Esta situación puede vivirla de forma silenciosa o actuando agresivamente contra sus supuestos agresores.

  • Megalomaníaca. Delirios de grandeza. Puede iniciarse así o ser la etapa final de la forma persecutoria: posee algo especial y quieren arrebatárselo.

  • Querulante. Conducta pleitista con una presencia frecuente en juzgados, abogados, policía... siempre en defensa de supuestos ataques o robos.

  • Erotomaníaca. Se convence de que es amado por otra persona y describe una trama de supuestos amores que trata de poner de manifiesto mediante objetos o cartas del supuesto amante. Está convencido de que su pareja le engaña, habitualmente con personas conocidas.

  • Hipocondríaco. Cree que padece una enfermedad y la expone con todo lujo de detalles y síntomas, solicitando todo tipo de pruebas. Piensa que le engañan cuando le dan el resultado de las mismas.



QUÉ HACER


Se le debe escuchar con atención, sin reforzar sus ideas delirantes ni combatirlas abiertamente. Se puede discrepar de sus razonamientos pero sin dejarlos en evidencia.


Son muy observadores y miran fijamente, atentos a cualquier atisbo de desconfianza. Hay que tener una actitud franca y de seguridad, ya que cualquier sensación que les transmita miedo, desinterés, inseguridad, burla o menosprecio va a impedir el establecimiento de una relación terapéutica.


Es útil escuchar las versiones y opiniones de familiares y allegados acerca de sus actitudes y conductas. También se debe interrogar acerca de la existencia de factores "diana" cuando se identifica a una persona como la causante de todos sus males.



QUÉ NO HACER


No utilices la lógica para rebatirles. Tampoco le sigas la corriente y refuerces su delirio restando importancia a sus palabras.


No invadas su espacio íntimo ni les mires fijamente a los ojos.


No muestres actitudes paternalistas y excesivamente afectuosas o demasiado autoritarias, ya que puedes hacer que te incluyan en sus delirios.







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