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Foto del escritorMónica Lestón

EL AMOR Y LOS SENTIMIENTOS REPRIMIDOS

"Cuando nos sentimos seguros con nuestra pareja, nuestros más profundos temores pueden salir a la superficie. Cuando salen, somos presa del miedo y nos sentimos incapaces de comunicar lo que sentimos"


Una de las paradojas de las relaciones afectivas es que cuando todo va bien y nos sentimos amados, podemos comprobar de repente si hay un distanciamiento emocional o si nos estamos relacionando de maneras poco afectivas, como por ejemplo:


  • Es posible que sientas un gran amor hacia tu pareja pero, de pronto, te despiertas enfadado y resentido con ella.

  • Eres afectuoso, paciente y tolerante pero de repente te vuelves exigente o insatisfecho.

  • No te ves a ti mismo si no es con tu pareja pero tenéis una discusión y de pronto os veis pensando en el divorcio.

  • Tu pareja hace algo por ti y te demuestra cariño y sientes remordimiento por las veces en las que lo has ignorado en el pasado.

  • Tu pareja te atrae pero de repente te sientes insensible ante su presencia.

  • Eres feliz con tu pareja pero, de repente, te sientes inseguro acerca de la relación o impotente para obtener lo que necesitas.

  • Te sientes confiado y seguro de que tu pareja te quiere y de repente pasas a sentirte desesperado y necesitado.

  • Eres generoso con tu amor y luego, de repente, empiezas a retirarlo, juzgar, criticar, controlar o enfadarte.

  • Te sientes atraído hacia tu pareja pero cuando él o ella establece un compromiso, pierde su atractivo o encuentras más atractivos a los demás.

  • Deseas hacer el amor con tu pareja, pero cuando él o ella lo desea, tú ya no quieres.

  • Te sientes a gusto contigo mismo y con tu vida, pero un día, de pronto, empiezas a sentirte indigno, inadecuado o abandonado.

  • Has pasado un maravilloso día y estás deseando ver a tu pareja, pero cuando lo ves algo te hace sentir decepcionado, deprimido, asqueado, cansado o distante emocionalmente.


Estos cambios repentinos confunden y, sin embargo, son frecuentes. Si no entendemos por qué se producen, podemos creer que nos estamos volviendo locos o llegar a la errada conclusión de que nuestro amor ha muerto. Afortunadamente, todo tiene una explicación.

El amor saca al exterior nuestros sentimientos no resueltos. Un día nos sentimos amados y, al día siguiente tenemos miedo de confiar en el amor. Los dolorosos recuerdos de rechazo empiezan a salir a la superficie cuando nos enfrentamos a la necesidad de confiar y aceptar el amor de nuestra pareja.


Cuando amamos o somos amados, los sentimientos reprimidos tienden a surgir y a ensombrecer por un momento nuestra conciencia afectiva. Surgen para ser curados y liberados. Puede que de repente nos volvamos irritables, defensivos, críticos, resentidos, exigentes, insensibles o coléricos.


Sentimientos que no pudimos expresar en el pasado inundan de pronto nuestra conciencia cuando estamos tranquilos. Los sentimientos reprimidos empiezan a abrumar nuestra relación. Es como si estuvieran esperando hasta que nos sentimos amados para surgir y ser curados. 


Si podemos tratar con éxito estos sentimientos, nos sentiremos mucho mejor y daremos más vida a nuestro potencial creativo y afectivo. Si iniciamos una pelea y culpabilizamos a nuestra pareja en lugar de curar nuestro pasado, nos disgustaremos y reprimiremos de nuevo los sentimientos.


LOS SENTIMIENTOS REPRIMIDOS


El dolor del pasado se proyecta en el presente. Cosas que normalmente carecerían de importancia pueden llegar a doler mucho. Por ejemplo, si empiezan a surgir sentimientos de abandono o rechazo en la infancia te sentirás abandonado o rechazado por tu pareja.

Durante años hemos reprimido nuestros sentimientos dolorosos. Un día nos enamoramos y el amor nos hace sentir a salvo para abrirnos y tomar conciencia de nuestros sentimientos. El amor hace que nos abramos y es entonces cuando empezamos a sentir dolor.


Nuestros sentimientos del pasado surgen de repente. En momentos positivos, inexplicablemente, pueden surgir peleas en las relaciones afectivas cuando todo parecía indicar que sus miembros eran felices. 


Si entendemos que los sentimientos no resueltos del pasado salen a la superficie periódicamente, es fácil comprender por qué nuestras parejas nos pueden hacer daño con facilidad. Cuando estamos disgustados, aproximadamente el 90% del disgusto tiene relación con nuestro pasado y solo un 10% tiene relación con la experiencia del momento. Este es el principio del 90-10.


Cuando surgen sentimientos no resueltos de la infancia interpretamos fácilmente los comentarios de nuestra pareja como crítica, rechazo o culpa. Es difícil tener una discusión madura en ese momento. Todo se interpreta mal. 


Es posible que al comienzo de la relación no seamos tan susceptibles porque los sentimientos del pasado tardan en surgir, pero cuando surgen reaccionamos de otro modo ante nuestras parejas. En la mayor parte de las discusiones, el 90% de lo que nos disgusta no nos afectaría si  no fuera por el 10% de los sentimientos no resueltos del pasado.


CÓMO ACTUAR


Cuando el pasado de un hombre sale a la superficie, estará excesivamente susceptible y necesitará aceptación; cuando surge el pasado de una mujer, su autoestima se viene abajo y necesita un cuidado tierno y afectuoso. 


Esta idea te ayudará a controlar tus sentimientos cuando éstos surjan. Si estás enfadado con tu pareja, antes de enfrentarte a ella escribe primero tus sentimientos en un papel. A través de la escritura liberarás tu negatividad y sanarás tu dolor. Estos escritos te ayudarán a centrarte en el momento actual para que puedas responder a tu pareja con mayor confianza, aceptación, comprensión y perdón. 


Si tu pareja comprende el principio del 90-10 sabrá que estás recibiendo influencia del pasado y podrá ser más comprensiva y solidaria.


Comprender os sentimientos del pasado nos da una mayor comprensión de las reacciones de nuestra pareja y esto forma parte del proceso de curación. Dale tiempo para que se tranquilice y se centre de nuevo. 




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