top of page
Foto del escritorMónica Lestón

EDUCACIÓN NÓRDICA I: EL JUEGO

"Los niños resilientes, seguros emocionalmente y felices se convierten en adultos felices y fuertes que repetirán este poderoso estilo de crianza con sus hijos"


Dinamarca es el país que más veces consecutivas ha sido considerado el más feliz del mundo. Por qué motivo sienten que son tan felices? La respuesta es simple: por su educación.


La filosofía que hay detrás de este estilo de crianza se puede resumir en el acrónimo de la palabra inglesa PARENT (padre):


P      Play (juego)

    Authenticity (autenticidad)

R     Reframing  (reformulación)

    Empathy (empatía)

N     No ultimatums (sin ultimatums)

T     Togetherness and hygge (estar juntos y sentirse bien)


EL JUEGO


  1. Apaga la televisión y cualquier dispositivo electrónico. La imaginación es la clave para conseguir los efectos positivos del juego.

  2. Crea un ambiente enriquecedor.  Con una gran variedad de materiales alrededor puedes estimular todos los sentidos y mejorar el desarrollo cerebral durante el juego.

  3. Usa el arte. El cerebro de los niños se desarrolla cuando ellos crean cosas. No les digas cómo hacerlo, dales los materiales y deja que creen libremente.

  4. Permíteles explorar fuera de casa. Deja que pasen tiempo al aire libre y si es posible en contacto con la naturaleza (en el bosque, el parque, la playa...). Intenta encontrar áreas seguras donde puedan explorar, usar su imaginación y divertirse.

  5. Deja que jueguen con niños de edades diferentes. Esto mejora su zona de desarrollo próximo, donde uno facilita el aprendizaje del otro ayudándolo a alcanzar un nuevo nivel de forma natural. Aprenderán que ambos forman parte del juego y cooperarán con los mayores, aprendiendo autocontrol y  destrezas de negociación.

  6. Deja que sean libres y se olvídate de la culpa. No necesitan actividades guiadas por adultos ni juguetes específicos. Deben tener el control de su propio juego y usando su imaginación lo conseguirán. Las destrezas de aprendizaje son incalculables cuando juegan libremente. No te sientas un mal padre por no estar continuamente jugando con ellos. 

  7. Sé real. Si quieres jugar con tus hijos debes ser 100% real en tu juego. No te asustes por parecer ridículo. Deja que ellos te guíen y no te preocupes por lo que los demás piensen de ti. Debemos intentar jugar con ellos al menos 20 minutos al día, aunque esto a veces es difícil. El mínimo tiempo de juego  con ellos es más de lo que puede aportar cualquier juguete.

  8. Permíteles jugar solos también. Cuando juegan con sus juguetes procesan nuevas experiencias, conflictos y hábitos de su día a día. Mediante la fantasía y usando diferentes voces, pueden recrear lo que sucede en su mundo y esto puede ser incluso terapéutico. Fomenta asismismo el desarrollo de su fantasía e imaginación.

  9. Crea un circuito de obstáculos. Intenta construir un circuito con pequeñas herramientas y colchones o crea un espacio en casa para que los niños se muevan y usen su imaginación. Deja que sean libres para jugar, escalar, explorar y crear sin generar estrés.

  10. Consigue que otros padres se involucren en este movimiento de juego saludable. Los padres que lo practican tienen hijos que juegan con libertad en actividades no guiadas por adultos. 

  11. Evita intervenir demasiado rápido. Intenta no juzgar a los demás niños rápidamente y no intervenir para proteger a los tuyos. El aprendizaje se consigue cuando se relacionan con niños más difíciles que les aportan lecciones sobre autocontrol y resiliencia.

  12. Deja que hagan cosas por sí mismos. Cuando sientas la necesidad de ayudarlos da un paso atrás y coge aire. Recuerda que están aprendiendo destrezas muy importantes.


El juego libre hace que sean niños menos ansiosos. Les enseña resiliencia (capacidad para superar la adversidad), que es uno de los factores que mejor predicen el éxito en un adulto y que además previene la ansiedad y la depresión.


Debemos centrarnos en la socialización, autonomía, cohesión, democracia y autoestima.

 

Los niños necesitan espacio. Si se lo damos y respetamos su zona de desarrollo próximo, les permitiremos desarrollar su locus de control (determina cómo valoramos nuestras capacidades), porque se sentirán responsables de sus desafíos y de su desarrollo. La  zona de desarrollo proximal es la distancia entre el nivel de desarrollo real determinado por la resolución independiente de problemas y el nivel de desarrollo potencial determinado mediante la resolución de problemas bajo la guía de adultos.


Para los niños, la situaciones sociales pueden resultar estresantes. El juego de rol social puede incluir conflicto y cooperación . Miedo y enfado son otras emociones que se pueden utilizar. Lo más importante es que no hay reglas y, en caso de que existan, tienen que ser negociadas o renegociadas para practicar la democracia, que es otro valor importante. Aprenderán a través del juego que el autocontrol es una fuente de placer.



4 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page