"El divorcio suele intensificar la dependencia del niño y acelerar la independencia del adolescente; a menudo provoca una respuesta regresiva en niños y una respuesta agresiva en adolescentes"
El proceso de separación de los padres es uno de los momentos más duros en la vida de un niño, aunque cada vez es más habitual y común que se produzca. Conseguir que lo entienda, lo supere y no le afecte emocionalmente es muy difícil y puede afectar al desarrollo normal de su vida, causándole en muchas ocasiones traumas y fobias que se desarrollarán en la adolescencia e inicio de la edad adulta.
Es uno de los procesos más comunes y difíciles a los que se enfrentan los psicólogos ingantiles, ya que el divorcio es entendido como innatural por parte del niño y tiene dificultades enormes para comprenderlo y aceptarlo.
CONSECUENCIAS DEL DIVORCIO EN LOS NIÑOS
Culpa. Un alto porcentaje de niños se siente culpable. Tienden a pensar que han hecho algo mal y a recordar momentos en los que no se portaban como sus padres deseaban. Es muy habitual que los niños muestren un comportamiento diferente a cómo lo hacían antes del divorcio: los padres notan que mejora su comportamiento y no se queja de cosas que antes le harían llorar o lo enfadarían, debido a las ganas que tiene el niño de que sus padres se reconcilien. Haría lo que fuese porque sus padres estuvieran juntos. Para los niños, sobre todo menores de 3 años, sus padres son su vida y no comprenden que puedan estar separados porque ni siquiera entienden lo que significa el término "separación". Este comportamiento cambia a medida que entiende que sus padres no volverán a estar juntos, por lo que aparecen problemas emocionales, llegando a afectar en los futuros años de su vida.
Miedo. El divorcio tiene una consecuencia de trauma en forma de miedo en muchos niños, ya que la sensación de que sus padres no están juntos a su lado es tomada como un "abandono" por parte de ellos. Este trauma es superado generalmente en los primeros años de la adolescencia, donde las preocupaciones son otras.
Rabia. No consiguen comprender lo que están viviendo, por lo que tienden a culpabilizar a uno de sus progenitores, en especial al padre, ya que lo más normal en los primeros años de vida es que sientan más apego hacia la madre. Es algo que sucede habitualmente y puede perdurar hasta la edad adulta. Muchas personas sienten rabia u odio hacia uno de sus padres o hacia ambos durante la mayor parte de su vida.
CÓMO AYUDAR AL NIÑO A SUPERAR ESTE PROCESO
Es muy difícil que un psicólogo hable con el niño para que supere el divorcio. Lo más adecuado es iniciar una terapia de psicoeducación con los padres para explicarles los mejores métodos de comunicación con los niños. Posteriormente es necesario realizar una terapia conjunta en la que se impulse la comunicación entre todos los miembros de la familia.
Las pautas de comunicación con los padres son:
Los padres no se deben menospreciar uno al otro en ningún caso, no habrá insultos, gritos o faltas de respeto. Es esencial que el niño tenga una buena imagen de ambos. De esta manera, la comunicación será más fácil y podrá comprender mejor la nueva forma de vida que le espera en los futuros años.
Dar la noticia del divorcio de forma conjunta, explicándole detalladamente las causas reales de la separación. A los niños hay que explicarles las cosas como lo haríamos con un adulto ("Papá y mamá últimamente no se han llevado bien, por eso nos has oído discutir. Hemos decidido vivir separados"). Es esencial recalcar que la relación con él va a ser exactamente igual que antes y que le van a seguir queriendo ("No pasa nada porque vivamos en casas diferentes. Vamos a intentar que todo sea igual. Te queremos mucho y eso no va a cambiar").
Recordar a los padres que deben recalcar que el niño no es culpable ni responsable de la ruptura.
Una vez se ha hablado con los niños acerca del divorcio, es importante para su buen desarrollo que no noten los cambios en su forma de vida, ya que en estos casos, los cambios nunca se aceptan como positivos por parte del niño. Hay aspectos como el cambio de colegio, de amigos, de horario, de costumbres, de casa... que pueden perjudicar el desarrollo emocional del niño. En el caso de hermanos, nunca se los puede separar. Hay que hacer todo lo posible para que estén juntos.
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